sábado, 30 de agosto de 2008

cajasja

Es un chiste
no lo sabías
como fuiste tan tonto para creerte todo el cuento
siempre caías
una trampa tras otra.

y todo se fue manchando
todo se tiño del color de la tierra
lucías absurdo dentro de esas cajas.
escondido.


....

Pd: disculpen por las faltas del texto anterior.....

Disculpe Señorita computadora.
debo creer que es señorita.
Aunque tiene el aspecto de una puta bataclana.

inconlusa melancolía

Cuando nos aburrimos derrepente.
Cuando dejamos de estar.
Siempre viene algo que marcha lento.
Siento un flujo de arrebatos incontrolables.
Cuantas ganas de gritar palabras inconclusas.
Garabatos al mundo y a mi mismo.
nunca dejas de conocer a la gente y ellos no dejan de conocerte.
en realidad uno ve cara y no corazones. Más bien veo máscaras y no personas.
me asusto del resto y de mi mismo.
No como porotos por las noches por miedo a reventar en la mañana. Tomo coca-cola en vez de leche para vomitarte cuando te vea.
Me da tanta rabia todo. Así como ganas de vomitar y llorar, pero son dos cosas que no hago con frecuencia por miedo a la verguenza social. Tengo miedo de perderte, madre.
Tengo miedo de perderte a ti también.
Porqué es tan difícil desear sin poseer. Porqué es tan difícil amar sin tener.
Siento pena por el no tenerte.
Y si ando medio melancólico, mamón y estúpido qué.
Si ando tarado por las mañanas. medio menopaúsico e histérico. A mi es a quien se le revienta el estomago y la bilis sube como una muchacha ebria en la cuneta. A mi es a quien dan ganas de matar y abofetiar a mi madre y mis hermanas. Debo ser valiente lo sé.
No poseo nada. Creo poseerte a ti,pero es la maldita dependencia de la cual rehúso, y de la cual trato de escapar a diario.
No quiero ver flores en mi ventana
No quiero que el sol sequé mis ojos y no poder llorar jamás.
No quiero quedar ciego para no verte.

No quiero soñar más
No quiero.
no quiero que la maldita realidad sea quien me arrebate los sueños como decía Lhin.
Mejor me voy para seguir sonámbulo
para no querer conversar.
Además, un día Pedro escapó de la maldita monotonía y se volvió loco, se perdió , pero creo que fue feliz.

martes, 19 de agosto de 2008

Carta a un aspirante a actor o a quien quiera creerse un actor-artista

Es lo de abajo.

Carta a un actor

Es raro cuando algunas sensaciones son más fuertes que otras. Es raro ver que aveces todos se dejan arrastrar. Es penoso sentir que vives por algo, pero que finalmente no eres contribuido en nada material. Sólo alimentas tu espíritu, si es que lo tienes, pero te vas quedando solo.
Todos se dejan arrastrar por otros. Influye nuestro estado de ánimo. Algo nos molesta. Nos contagiamos. Somos de la misma especie. Respiramos del mismo aire. Yo no sé muy bien lo que pretende cada uno. Sólo que me carga verlos sumidos en la mediocridad. Mediocridad a la cual yo igual me veo arrastrado. Como decía un profesor hoy en clases: Chile es un país mediocre, De gente conformista, floja. Era algo Así, o yo al menos le quise dar esa interpretación. Porque así lo pienso.
Y no sé si es pena, risa o nada. Pero siento como un vacío cuando veo tanta desesperanza, si es que se le puede llamar de algún modo. Entiendo el querer pasarlo bien. Ver a la familia. Escapar a ratos de todo esto, pero es poca la gente que realmente tiene las agallas. Sé que muchos llegarán al final, porque esta vida es injusta o así me lo hizo ver mi madre. Sé que entre esas personas que no llegaran puedo estar yo. Cómo también puedo estar en los que sí llegarán. Sé que tendré que lidiar con carácteres, temperamentos, humores, etc, etc. Sé que me insultarán y pasaré malos rastos. Veré personas con talento, pero flojas. pero el talento no es lo importante. Lo importante es el sudor, El sudor es salado. y la sal le da sabor a las cosas. Le da vida. Primero hay que perseverar en el trabajo el resto se aprende con muchos años en el cuerpo. Todo es una pincelado. Nosotros somos una pincelada en este cuadro mestizo que es la vida.

Las personas son distantes. Eso ya se sabe y está demás decirlo, pero me encontraré con gente disfrazada. Muchos de hechos serán sinceros. Muchos de ellos serán cínicos. Aprenderé a convivir con ambos. Eso se llama tolerancia, pero tampoco creo en eso. La tolerancia tiene un límite y caemos en la antitolerancia. Entonces qué nos queda. el respeto. la disciplina y mucho pero mucho trabajo. sé que hay muchas claves. Sé que el estudio no debe caer en algo estricto , aunque aveces así pareciese. Quizás son las generaciones. vacías de ideales. cansadas y sumidas en el semisueño. en una sociedad que se trato de construir con la utopía de nuestros padres o abuelos. Una utopía que se desgasto en el tiempo. Que más puedo decir. Perseverar, ponerse metas y no sucumbir frente al pensamiento de unos bobos. y lo último y más importantes ser humildes. Aunque todos tengamos ego or último disfrazarlos y sentirnos orgullosos de nosotros mismos, pero a solas. Ahora que quieras andarlo gritando. Ese, es tu problema, pero tratemos de agachar el moño, mira que nos queda mucho camino por recorrer, pequeños saltamontes.

viernes, 1 de agosto de 2008

En el café a las 18:00

Son las 16:32. Ingreso al museo de Bellas Artes, en él, un silencio casi sepulcral, en su interior se escucha los sonidos provenientes de la ciudad un tanto apagada.
En el salón principal hay una exposición de Oscar Niemeyer, unos cuantos turistas y estudiantes provenientes de algún colegio de la región, recorren el museo de un lado par otro. En un pasillo, al costado derecho de a escalera que da al segundo nivel, hay un pasillo y en él una cafetería de sillas antiguas color verde y tapiz marrón. La gente que pasa cerca de la cafetería mira con desdén.
Hay estatuas de estilo clásico al lado derecho del museo. Entro a fisgonear por el pasillo que da a la cafetería. El garzón se llama Mauricio (M), escuché que alguien lo llamaba por su nombre. Está atento a quien entra y sale del lugar. Me dice hola. Hola le digo yo de una forma bastante tímida, hay música ambiente. Salgo nuevamente al salón principal. Los estudiantes aún siguen ahí. Son las 17:00 hrs, bastante pronto para la hora del té, vuelvo a observar por el pasillo y veo a una mujer, está sentada , se sirve un café, un hombre entra y se sienta a su lado, al parecer tienen algún vínculo. Veo la lista de precios, bastante caro a mi juicio, trataré de ser lo más objetivo posible, es difícil lo sé, trataré de ver más allá de las paredes, de las formas, de las situaciones, eso no es objetividad, pero qué es objetivo. Mejor prosigo con el relato. Entraré y me serviré algo para ver que tal. Me dispongo a entrar. Aún no. La pareja que tenía algún vínculo salen de la cafetería. En el salón principal no hay mucha gente, tal vez al ser un día de semana, miércoles, influye, además del ambiente, afuera está nublado. En definitiva, hoy la gente no parece venir mucho al museo.
Escucho la conversación de unos empleados que visten con unos overoles y un caballero de pelo cano, avanzada edad, pero su altura y rigidez lo hacen ver bastante jovial, además de estar enfundado en un terno, pareciese ser que tiene algún cargo importante, encargado de alguna exposición.
Son las 17:10 hrs, aún no he entrado a la cafetería. Alguien pasa a mi lado, un sujeto de apariencia sospechosa.

Los guardias vigilan, hacen guardia, como si alguien pretendiese robarse alguna obra de arte, vigilan además que nadie saque fotos. He sacado varias, dejan sacar fotos, pero no a las exposiciones, solamente se pueden sacar en el salón principal. Los estudiantes aún siguen aquí. Es agradable estar acá, da un poco de calma, bastante. Parece que un grupo de “artistas” se dispone a entrar al museo. Se van. Se fueron.

Dese el café hay una vista al río Mapocho y al parque forestal, también se ve el anfiteatro que está a un costado del museo.
Pido un té con leche. Son las 17:20. ya estoy adentro. M lee el diario y el caballero alto que estaba con los empleados hace un rato en el salón principal, también lee el diario y se toma su café Express con un kuchen que parece ser de frambuesa. Aún no oscurece, pero está bastante nublado.
Suena el teléfono. M se para, se sienta. El té que tomo es Dilmah. La persona que llamó pidió un agua sin gas y otro garzón, que está en la cocina, lo llamaré X, salé a dejar el agua, quien pidió el agua trabaja en el museo. Silencio. Sólo se escucha la música. Ahí viene de vuelta el muchacho X. son las 17:28. Tomo un sorbo de té.
El dueño de la cafetería habla con el muchacho X. Parece que le faltan provisiones. Están en la cocina. M lee el diario, está atento.
De fondo se escucha la banda sonora de la película el hombre manos de tijera. Alguien saca cuentas. La música me pone un poco triste, quizás el día. Además cuando era pequeño cada vez que veía el hombre manos de tijeras me ponía a llorar, ahora entiendo el porqué, una especie de miedo a la soledad. En fin.
Aún no me dan ganas de irme. La gente del café parece agradable. El muchacho X me sonríe, tiene bigotes, parece que se va. Se fue.
Son las 17:39. El caballero que lee el diario se va. Entra una señorita. Compra un jugo, saca una bombilla, paga y se va, gracias.
Son las 18:06. Afuera el sol ya se ha ido. No ha entrado nadie al café. Está vacío. Me puse a leer el diario. Acaban de entrar dos muchachas francesas a preguntar por el baño. Creo que es hora de irme.
Antes de salir le pregunto al cajero a qué hora cierran. Pensé que iba a ser bastante tajante, pero de la nada surgió una conversación corta pero precisa. ¿Cierran a la misma hora que el museo? No, cerramos antes, a las 18:30, el museo cierra a las 18:45 . Me explica que cierran antes, puesto que a veces llega gente muy tarde a la cafetería y no alcanzan a tomarse sus cafés tranquilos. Luego me pregunta si vengo siempre al museo. Sí, a veces. ¿Y qué estudias? Teatro. Acá hay un anfiteatro, ¿haz venido? , me pregunta. Sí, pero en el verano. Se calló la lona, el techo, por eso lo han mantenido cerrado. Eso me había llamado la atención, le dije.

Después de un momento no recuerdo muy bien lo que pasó. Pagué. Y salí. Son las 18:15. Queda poca gente en el salón principal. Recorro un poco más, por aquí y por allá. Vuelvo a pasar frente a la cafetería. Son las 18:18 ya está cerrada. Es mejor abandonar el recinto. Me voy. Salgo. Ya me fui. Afuera hace bastante frío, mejor me pongo mi gorro y sigo caminando por santiago.